EL DISCURSO DESCOLONIZADOR EN "LE MONDE" DEL 28 DE JULIO DE 1956

 

El 26 de julio de 1956, a las 19 horas, en la Plaza de la Liberación de Alejandría, el coronel Gamal Abdel Nasser pronunció un discurso impactante e influyente en la historia contemporánea. El presidente egipcio, en flagrante manipulación histórica - en opinión de la crónica oficial occidental -, enmarcó este acto en la conmemoración del día en que su pueblo iniciara la revolución contra la ocupación de su territorio por el Reino Unido. Así, el político eligió el momento y el lugar para anunciar la decisión tomada por su gobierno de nacionalizar el Canal de Suéz. La nacionalización decidida provocó una serie de reacciones: invasión - de Egipto- por los ejércitos de Israel (29 de octubre), del Reino Unido y de Francia (31 de octubre); emisión de un ultimátum a los invasores del aliado de la URSS - Egipto - por el mariscal Boulganine (la noche del 5 de noviembre), amenazando a los mismos con intervenir en el conflicto en caso de incumplimiento de aquel ; declaración del general Eisenhower previniendo que los USA no permitirían la ejecución de la amenaza soviética. El mundo vivió un periodo de acercamiento progresivo a la III Guerra Mundial.

El discurso de Nasser no fue solamente impactante, sino que fue tan influyente que impuso un nuevo modelo de equilibrio internacional: estableció el predominio de las grandes potencias- USA-URRS - y para ello deslegitimó la pretensión de poder de las metrópolis europeas, que fueron obligadas a retirar sus ejércitos de la zona del conflicto . Por el contrario, otras fuerzas, emergentes hasta entonces, salían reforzadas; entre las últimas resalta, en primer lugar, la panarabidad. Así Egipto tomará progresivamente el nombre de República Arabe Unida (RAU) y la emancipación jurídica pronunciada por este país representó no solamente la de los árabes, sino la del gran número de Estados africanos que surgieron en las décadas de los 60 y 70 . Por su parte, el Grupo de los Países no Alineados - representados por Nasser, Nehru y Tito- salió igualmente reforzado por el cumplimiento de una de sus principales reivindicaciones: el derecho de autodeterminación de los pueblos. Finalmente, se afirmaba el entonces recientemente creado Estado de Israel - 1948-, cuyo ejército no se retiró de Sinaí y Gaza hasta el 8 de marzo de 1957, mucho después del pronunciamiento del ultimátum pronunciado por la URSS y de la total retirada del territorio egipcio de los ejércitos del Reino Unido y de Francia, 22 de diciembre. Tel-Aviv posponía su retirada a la verificación de que las Fuerzas Internacionales de la ONU hubieran ocupado estos territorios y mostrado su eficacia para controlarlos. Se debe añadir que Gaza, atribuido por el Plan de Reparto de Palestina - propuesto por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1947-, al Estado árabe que debía crearse en el territorio, no ha sido aún entregado al mismo.

En el artículo propongo un soporte tangible y manipulable de este discurso impactante e influyente, el primer número que ofrece "Le Monde" tras el pronunciamiento de aquél, es decir el correspondiente a la fecha del 28 de julio, que, como es costumbre en el vespertino, se comercializaba la víspera. En otros términos, he limitado el objeto a cuatro fotocopias que totalizan el texto ofrecido por el número.

Mi propuesta presupone definir la legitimidad representativa de esta mediatización. El poder actual de "Le Monde" en la opinión francesa, es casi absoluto; la encuesta de E.U.R.O.P.Q.N de 1998 atribuye al vespertino una audiencia de 2.030.000 lectores; con gran diferencia, la más alta de los diarios generalistas franceses y asimismo, la más poderosa - 37,3% de los lectores del medio pertenecen a una familia de altos ejecutivos, 61,8% de los mismos han cursado estudios universitarios- y la más rica . Además, el vespertino se ha extendido en el mundo empresarial, no solamente en Francia _ empresa "Le Monde", Canal +, etc. - sino también en Europa - tiene vinculaciones con los diarios más influyentes del continente y la mayor parte de los mismos son portadores de opinión de sus países respectivos: "La Republica", "El País", "The Guardian", etc. La influencia empresarial del portavoz de opinión francés comenzó hace unos años a extenderse a Latinoamérica a través de los grupos españoles Prisa, Sogecable y Canal+ o de la cadena de radio española Ser, todos ellos explícitamente relacionados con la empresa "Le Monde".

La expansión de mercado de Le Monde, inexistente desde la fundación del medio -1944-, se inicia, precisamente, en 1956. Entre el 28 de julio y el final del año, aquél incrementa ampliamente sus ventas, de 35% en los meses de agosto y septiembre, respectivamente; de 24% en octubre, de 63% en noviembre y de 30% en diciembre. En su conjunto, 1956 marca el mayor incremento de mercado obtenido por el medio (20%), junto al año 1968, con una tasa similar. Entre estos dos años, "Le Monde" mantiene un crecimiento progresivo de ventas y fija su perfil de tirada actual.

GRÁFICO 1: "LE MONDE, TASA DE CRECIMIENTO DE LA DIFUSIÓN: 1945-1994

Además, tras el impulso de 1968, el periódico llega a alcanzar, por primera vez, el liderazgo de audiencia de los diarios franceses entre el 5 de mayo y el final de junio de 1969, aunque tras éste mes, "Le Figaro" recupera su predominio, hasta el principio de la década de los 70, fecha en que el actual portador de opinión francés conquista definitivamente su título.

Hay varios hechos que Patrick Eveno señala para explicar esta trayectoria. Destaca, en primer lugar, el discurso descolonizador tomado por el medio; en segundo, la posición del mismo con respecto al general de Gaulle y al gobierno y en tercero, la profesionalización del medio y de la empresa del mismo.

Los discursos políticos y coloniales del vespertino son reformistas, aunque progubernamentales entre 1944 y 1956. Sin embargo, en el último año, la dimisión de Mendes France, el último reformista - en opinión de "Le Monde"- de la IV República, provoca una ruptura del vespertino con el régimen. Así, aquél, en su número del 25 de mayo, inserta el comunicado del dimisionario, donde éste explica las razones de su decisión, que constituyen una condena al funcionamiento político de la IV República. A partir de este momento, "Le Monde" practica un reformismo de oposición al gobierno de centro-izquierda de Guy Mollet (Sección Francesa de la Internacional Obrera, antecedente del PS de Mitterrand) y continuará en la posición opositora hasta el regreso al poder del general de Gaulle, 1958.

En el perfil de distribución del gráfico 1, observamos que el periodo 1956-1968 aparece muy diferenciado del resto, lógicamente por los altos valores de los extremos. Entre 1956 y 1960 se produce una disminución del ritmo de crecimiento, mientras que 1960 inicia una fase de expansión de mercado que continúa hasta que alcanzar un nuevo máximo de incremento -20%- en 1968. Finalmente, el periodo 1958-1962 representa un descenso de ventas de 6%.y a partir del último año, aquellas inician un proceso de acusada subida, hasta alcanzar el máximo del 20% del fin del periodo.

La oposición reformista de "Le Monde" de 1956 es mantenida hasta el 5 de junio de 1958, fecha en que el vespertino asume el proyecto político del general de Gaulle. Hubert Beuve-Méry, director fundador del medio desde 1944 hasta 1969, explica en su editorial de ese número, bajo el seudónimo de "Sirius", que el general es la única alternativa frente al hundimiento de la IV República francesa.. En el número del 28 de septiembre de 1958, el propio Sirius, en el editorial titulado "La Opinion", se pronuncia claramente por el "si" en el referéndum convocado por de Gaulle para solicitar la aceptación de los franceses de la Constitución de la V República. Entre este momento y 1962, tanto la estabilidad del régimen como el proyecto reformista de "Le Monde", se tambalean. Pese al éxito refrendario obtenido por el general y electoral, alcanzado por el partido del mismo - "Union pour la Nouvelle République" (U.N.R.), en las elecciones legislativas que se celebraron en noviembre del mismo año., el proyecto político atribuido al salvador de la República - descolonización y equilibrio institucional- parece de dudosa realización. La descolonización tiende a resolverse, inicialmente, en la propia Constitución de la V República, por la creación de la Comunidad Francesa, que atribuía amplia autonomía a las entonces colonias del Imperio Francés y que permitió la autodeterminación de las mismas a partir de 1960 y la creación de nuevos modelos de interrelación con los Estados francófonos surgidos. Sin embargo, el problema argelino no parecía tener tan fácil solución, porque el territorio constituía dos provincias francesas y afectaba al principio republicano de "Unité". Esta cuestión incomodaba gravemente al presidente de Gaulle, que había regresado al poder como mediador, para resolver la crisis desatada por el golpe de Estado de Argel. El general había expresado, en aquella ocasión, su comprensión hacía los insurrectos y su clara opción por una Argelia francesa. La última se puede deducir asimismo a propósito del Plan de Constantine, destinado a industrializar las provincias francesas de Africa o del equipamiento militar extraordinario que el gobierno Debray otorgó al general Chale, en 1959, con el objeto de que éste acabara con los "fellaghas", que animaban la lucha por la independencia argelina. Sin embargo, el 16 de septiembre del mismo año, el gobierno francés proclamó el derecho de autodeterminación de Argelia y en junio de 1960, aquél, inició las negociaciones - Melun - con el Gobierno Provisional de la República Argelina (G.P.R.A.), con objeto de formalizar el traslado de poderes. Este traslado no se realizará hasta el acuerdo que ambas partes obtienen en Evian, el 18 de marzo de 1962. Es decir que de Gaulle, el hombre providencial que saludaba "Sirius", en 1958, para liquidar el imperio francés, no se había mostrado muy eficaz con el objetivo.

Pero del héroe de 1958 también se esperaba una estabilidad política y para lograrla, el general había reclamado la constitución de su régimen, la V República, que presuponía una ampliación de los poderes del gobierno y una reducción del poder parlamentario.

Sin embargo, pese a la mayor disposición de poder y a los apoyos parlamentario y refrendario obtenidos por el gaulismo entre 1958 y 1962, el último no logra una relajación de tensiones. Es decir que, tampoco el general asegura el orden que se esperaba de él.

Así, si , ha sido ya mencionado, "Sirius" apoya el "si" al referéndum constituyente de la V República en el número del 28 de septiembre de 1958, el mismo editorialista critica la lentitud del proceso descolonizador de Argelia a partir del 26 de agosto del mismo año: "Un aveugle acharnement" ; "Devant la porte" (6-7 de noviembre de 1960); "Il suffirait de vouloir" (13 de abril de 1961); etc. Además, el vespertino rebela una serie de escándalos referentes a la crueldad de la represión practicada contra los disidentes argelinos: el informe de Michel Rocard sobre el "Agrupamiento de las poblaciones civiles en Argelia" (5 de junio de 1960); el informe que emite la Cruz Roja en su visita a los campos de internamiento - ¿concentración?- argelinos entre el 15 de octubre y el 27 de noviembre de 1959 -5 de enero de 1960-; el informe de la Comisión de Salvaguarda de los Derechos y Libertades Individuales -29 de enero de 1960. Debemos añadir a esta lista los artículos de denuncias sobre corrupciones del ejército de Argelia, especialmente, los firmados por Pierre Vidal-Naquet, de los que constituye un buen ejemplo: "Le vrai crime" - 6 de mayo de 1961-

Entre 1958 y 1962, "Le Monde" ha mantenido una posición reformista dentro del gaullismo y éste se debate en turbulencias, mientras que en el periodo 1956-1958, el vespertino es reformista de la oposición. Así, en el último periodo, las ventas de aquel se mantienen en alza (aunque descienden del incremento del 20 al 5%), mientras que en el año 1958, el mercado del medio se reduce un 5%, pérdida que se recupera en 1960 (+5%) y se mantendrá en débil crecimiento hasta 1964, que marca un nuevo periodo de gran alza (+15%), hasta el nuevo máximo que se produce en 1968.

En la apertura de la sesión parlamentaria 1962-1963, de Gaulle propone un cambio constitucional. Quiere que el presidente de la República sea elegido por sufragio universal y que el poder de aquel sea diferenciado y superior al poder parlamentario. Ante la oposición que encuentra este proyecto en la Asamblea Nacional, el primer ministro, Pompidou, anuncia, el 12 de septiembre, que su gobierno ha optado por someter el proyecto de ley a referéndum. El Consejo de Estado declara la inconstitucionalidad de la decisión gubernamental. El 5 de octubre, 280 diputados - de un total de 480- censuran el gobierno Pompidou. El presidente de Gaulle disuelve la Asamblea Nacional, mantiene la convocatoria del referéndum y convoca las elecciones legislativas para reemplazar la Cámara disuelta. El 28 de octubre, 61,7% de los votantes acepta la reforma constitucional propuesta por el Presidente de la República. Los 18 y 25 de noviembre en las elecciones legislativas, el 32% de los participantes votó al UNR, este partido alcanzaba 232 escaños, contra 212 en la anterior legislatura. Es decir, el gaullismo había salido robustecido.

El gaullismo de "Le Monde" emana de la idea gaullista, rechaza, sin embargo, el antiparlamentarismo del general. Así lo muestra el medio en repetidas ocasiones, pero éste no se declarará específicamente opositor hasta la convocatoria del referéndum del 28 de octubre de 1962; en el número fechado del 26 del mismo mes, Sirius, en un editorial titulado "En toute conscience", expresa:

Quand à nous "en toute conscience, pour reprendre les termes du

Général de Gaulle, il nous est devenu impossible, sauf fait nouveau,

De maintenir plus longtemps le "oui conditionnel et provisoire" dont

nous déplorions déjà , il y a quatre ans, qu'il ne puisse être enthousiaste

et définitif

 

En el número del 27 de noviembre del mismo año, Sirius arremete en su editorial "La victoire du général président", contra el presidente de la República, comparándolo con Napoleón III , con Mac Mahon y con Franco. En otros términos: cesarismo, autoritarismo y golpismo. Este editorial toma una posición claramente favorable a François Mitterrand, posición que va a ser mantenida, hasta el fin del mandato del primer director y creador de "Le Monde", Hubert Beuve- Méry -1969. De hecho, el crecimiento progresivo de tirada que experimenta el medio entre 1962 y 1969 (pasa de 182.408 a 344.643 ejemplares), se explica perfectamente por el radicalismo opositor creciente adoptado por el mediador. Así las posiciones tomadas por éste frente a los acontecimientos de mayo de 1968, justifican el impacto de ventas que se produce. Mencionaré solamente algunos ejemplos de este radicalismo; el número fechado el 17-18 de marzo incluye un editorial en el que "Sirius" afirma la libertad de su periódico, pero indica alcanzar este objetivo pese a que: "La voie est souvent étroite entre la domination de l'argent et celle des pouvoirs publics". El 12 de mayo Hubert Beuve-Méry expresa, en su editorial, con respecto al movimiento estudiantil que había estallado el 10 de mayo: "Oui ou non, la rénovation de tout notre enseignement se réalisera-t-elle dans les affrontements de la rue?"; en el número fechado el 26-27 de mayo de 1968, Sirius deslegitima globalmente al general: "Il paraît bien vain de compter sur une telle modification du caractère d'un homme de soixante-dix-sept ans, sur cette mutation personnelle qui lui permettrait de mieux engager les grandes mutations collectives qu'on n'empêcheras pas" . Así ocurre también , cuando, reflexionando sobre la convocatoria del Presidente a las elecciones Legislativas destinadas a reconstituir la Asamblea disuelta por él mismo tras los acontecimientos de mayo, se pregunta por qué el general se ríe de los hombres políticos, a quienes hubiera debido hacer justicia y entre los que uno hubiera podido ser de los mejores pilotos para sortear la marejada que arrastra el partido gobernante [se refiere a Mendes France] y "Pourquoi insulter la jeunesse, la classe ouvrière, le Parti communiste?"

Curiosamente, Hubert Beuve-Méry y de Gaulle, cesan de ejercer sus respectivos poderes en 1969, el primero porque pierde su predominio en la empresa "Le Monde" y el segundo, porque no obtiene los resultados deseados en el referéndum del 27 de abril -53% de "noes"- , pese a que su partido había obtenido la mayoría absoluta en las elecciones legislativas del 23 y 30 de junio de 1968.

Cuando "Le Monde" alcanza, por primera vez, el liderazgo de ventas en su sector parisino, el 5 de mayo de 1969, la empresa tomó la decisión de acelerar la tramitación de sustitución de su director-fundador. Se reprocha, precisamente, a éste, como él lo había hecho con de Gaulle, su incapacidad de integración en la dinámica introducida por 1968. Observemos el último editorial de "Sirius" citado y en el que se afirma que el general se ríe de la clase política y de los manifestantes [estudiantes, trabajadores y Partido Comunista]. Con respecto a los últimos añade: "Les tenants du drapeau noir et autres adeptes de la révolution permanente n'en ont eure, mais les communistes, eux, ont acquis avec le temps une expérience certaine et un certain sens de l'État." Incluso dos días más tarde, el director, firmando por su nombre, en el editorial titulado "Que la clarté se fasse", apremia a los partidarios de la revuelta para que cesen de sembrar cizaña y sentencia: "Si les troubles continuent, l'ordre, garant de la prosperité économique et de la prospérité, sera menacé". De hecho, los biógrafos oficiales de "Le Monde" Aimé Guedj y Jacques Girault en 1970 y Patrick Eveno en 1995, enfatizan sobre el papel jugado por el malestar que crearon estas posiciones en la redacción del vespertino, para acelerar el proceso de sustitución de aquel, ya imparable y que culminará el 22 de diciembre de 1969.

Si observamos en el perfil de ventas del gráfico 1, entre 1969 y 1972 se produce un descalabro en el mercado de "Le Monde", en 1970, este baja de una difusión de 360.131 a una de 347.783 ejemplares. Vuelve, sin embargo, a recuperar su tirada anterior, en 1972. El mercado del vespertino acusa el cambio de dirección.

El gaullismo sin de Gaulle, defendido por el actual portador, se afirma, precisamente, en este periodo. Así, el delfín del general, Georges Pompidou, obtiene la mayor mayoría alcanzada por un presidente de la V República, en las elecciones presidenciales de junio de 1969 -58% de los votos expresados- . Por otra parte, en 1971, François Mitterrand, crea el segundo partido V Republicano, el Partido Socialista Francés, que aglutina a miembros de la S.F.I.O. y del Partido Socialista Unificado (P.S.U.), el último de gran vinculación al movimiento surgido en mayo del 1968. Finalmente, en 1972, Mitterrand firma un Programa Común de Gobierno con los Comunistas y los Radicales de Izquierda. Observemos la recuperación de mercado que experimenta "Le Monde" en este último año y el nuevo ciclo ascendente que se crea en el mismo hasta 1975 - pasa de una difusión de 360131 ejemplares el primer año hasta 425.536 el último. El 2 de abril de 1974, muere el presidente Pompidou. En las elecciones presidenciales de 1974, el gaullismo se presenta dividido entre el candidato del partido, Chaban Delmas y el que se presenta como candidato del Partido Liberal, Valéry Giscard d'Estaing - apoyado por Jacques Chirac- Pese a todo, el último candidato obtiene el 50, 7% de los votos expresados y gana por un ligero márgen al candidato único de la izquierda: François Mitterrand, nueva afirmación del gaullismo sin de Gaulle, del V Republicanismo, pero debilidad de los partidos de aquel porque ninguno de sus candidatos había logrado la presidencia. Sin embargo, en las elecciones presidenciales del 10 de mayo de 1981, Mitterrand obtiene por 51,7% de los votos expresados, la presidencia de la República francesa.

El descenso de tirada de "Le Monde", que se produce entre 1969 y 1971 ( -12.348 ejemplares) es suficientemente explicable por el cambio de dirección del vespertino, sobre todo que, rápidamente, éste recupera su tirada anterior -1972- . Es decir que tanto el gaullismo sin de Gaulle como "Le Monde" sin Hubert Beuve-Méry, sobreviven sin sus inspiradores.

Así podemos observar que "Le Monde" llega a alcanzar la portaduría de opinión parisina cuando, tanto el afianzamiento del gaullismo como del Mitterranismo han mostrado, electoralmente, sus alternativas de poder y de oposición, en el periodo 1968-1969. En la crisis del 68, Mitterrand y Mendes France se presentan como opción de poder , la famosa candidatura propuesta en la "Mutualité". Precisamente en los 70, con la afirmación de gaullismo y de Mitterranismo, "Le Monde" se erige, definitivamente, en el portador de opinión francés. En 1974, con la elección de Guiscard, los franceses escogieron, por primera y única vez en la historia del régimen, un partido no V Republicano, pero, el gaullismo se mantiene en el gobierno de Jacques Chirac - 1974-1976- y pese a las múltiples crisis, recupera, progresivamente, el liderazgo de la derecha. El mismo argumento es aplicable al Partido Socialista Francés, de François Mitterrand y al proyecto Común de la Izquierda de éste. Así aparece en las elecciones municipales de 1977 que dan la mayoría, en todo Francia a aquél.

Durante el reinado de François Mitterrand (1981-1995), también podemos observar este tipo de coincidencia entre los perfiles de penetración de ambos partidos y el del mercado del portavoz. Si el 10 de mayo de 1981, François Mitterrand obtiene un 51, 7% de los votos, las elecciones legislativas de junio de 1981, dan la mayoría absoluta a la coacción mitterranista (PS, PC y radicales de izquierda). Sin embargo la derecha sube en las elecciones municipales de 1983. En las elecciones legislativas de 1986 gaullistas (RPR) y liberales (UDF - ex presidente Giscard) obtienen una mayoría simple. Se inicia la tradición de la cohabitación entre un presidente y un jefe de gobierno de partidos diferentes V Republicanos: el gaullista y el mitterranista. La polarización de las opiniones y la detereorización del proyecto socialista, se reflejan en el gráfico : la curva alcanza un máximo en el periodo 1974-1981. A partir del segundo semestre del último año, iniciación de la presidencia Mitterrand y del gobierno del Mitterranismo comienza a iniciarse un acusado descenso en la audiencia de "Le Monde", pierde 20% entre 1981 y 1982. Así si de 1976 a 1981 el vespertino mantiene su audiencia entre 1.349.000 y 1.518.000 lectores, en 1982 aquella baja a 1.198.000. Esta bajada, sigue produciéndose hasta 1994 y 1995 reintroduce un ciclo de subida tal que el diario supera los dos millones y medio de lectores y dobla la audiencia de su competidor inmediato.

La portada del número de "Le Monde" del 28 de julio de 1956 se refiere al discurso pronunciado por Nasser y al problema argelino. El primero y el segundo temas ocupan, respectivamente, las mitades izquierda y derecha de la página. En el superior de aquella: "Après la natiomalisation du canal de Suez. Les puissances occidentales concertent leur riposte"

Occidente tiene que responder al acto de Nasser, porque éste le ha provocado gravemente. Este discurso es una evidencia para "Le Monde" en toda la mitad izquierda de la portada y se concentra en el editorial , titulado "Le défi", que inicia así: "De triomphes en tentatives le chef du gouvernement égyptien en est arrivé aujourd'hui à l'épreuve suprême". Observemos la escenificación que ofrece esta mitad izquierda.

La cruzada, lo hemos visto, fue escenificada, en diciembre, por la actuación de los ejércitos de Israel, del Reino Unido y de Francia. Sin embargo, para "Le Monde", esta se plantea desde la declaración de la nacionalización del Canal; hay que responder a la osadía de Nasser. ¿quién lo hará?. El vespertino solamente recurrirá a los gobiernos francés o inglés, porque: "La reacción americana parece más lenta en precisarse". En cuanto a la compañía del Canal, ésta considera que la decisión tomada "es de orden puramente político y que no puede, por el momento, ofrecer ninguna declaración."

La reacción de los gobiernos de París y de Londres no es mucho más pragmática que la expuestas anteriormente, se limitan ambos a mencionar la gravedad de la situación. La declaración oficial del Quay D'Orsay aparece bajo el título: "París: se ha creado una grave situación", no anuncia ninguna medida concreta para responder a la crisis, se ofrecen vagas referencias a posibles recursos a organismos internacionales, a consultas con los gobiernos afectados, etc. Por su parte, Londres plantea la posibilidad de decidir la expropiación de los bienes egipcios existentes en el Reino Unido.

Si los gobiernos muestran ineficacia, los parlamentos no son mejores. En la propia portada se expone el ridículo discurso que se ha producido en la Cámara de los Comunes británica; tanto los diputados del poder como los de la oposición dan muestras de la impotencia del sistema. Es de resaltar la marcada presencia de posiciones de extrema derecha. Así "El señor Julian Amery, diputado conservador y jefe del grupo "ultra" de los rebeldes de Suéz, aquellos que se habían opuesto a la evacuación británica de la base [de la zona del Canal], cuyo discurso concluye: " Lo que ha pasado se asemeja a los acontecimientos del tiempo de Hitler, y muestra las consecuencias del hecho de no responder a la fuerza por la fuerza antes de que sea demasiado tarde".

El discurso del número insiste, ostensiblemente, sobre el nazismo; éste es el tema de las páginas 3 y 4, cuyo título es "Munich no está sobre el Nilo, el 50% del espacio dedicado por el número a Nasser; se repite en el superior izquierdo de la página 2, precisamente, a propósito de La Asamblea Nacional cuya representación reduce el diario a 2 partidos, el MR P -Shuman, Buron y al movimiento poujadista, la extrema derecha del momento, casualmente representada por Lepen, quien considera que el discurso de Nasser es "una violación del derecho" y tres independientes (Isorn, Raynaud y Jaquinot). En resumen: incapacidad parlamentaria, explícita presencia de la extrema derecha, impotencia gubernamental y gravedad de las amenazas que sufre el sistema.

El problema argelino se inicia a través de una entrevista concedida por Robert Lacoste, ministro residente en Argelia, al corresponsal de dos periódicos de Burdeos, "La Nouvelle Republique" y el "Sud-Ouest". Este dice, entre otras cosas, bajo el titular: "Nos acercamos al momento en que una solución maduramente reflexionada podrá ser presentada y será aceptada.". Otra declaración de ineficacia de la clase política, Robert Lacoste espera tener algo que ofrecer. Ahora no tiene nada.

Sin embargo, una vez más, Le Monde quiere mostrar el discurso -¿patético?- de la otra acción, la "ultra" en las palabras pronunciadas por el ministro, cito solamente un ejemplo: "Los musulmanes comienzan ya a comprender, de hecho estos ya han abandonado totalmente la mística de Dien-Bien-Phu, porque creían que Francia seguiría teniendo derrotas que la expulsaran de Africa". La última noticia de esta secuencia se titula "Calma relativa en Argelia" y explica que a parte de algunos incidentes habituales todo está tranquilo, en Argelia.

Si el Estado no parece mucho más eficaz en la solución del conflicto argelino que en la respuesta al discurso de Nasser, en el superior derecho de la portada, se indica: : "Con respecto a la cuestión de confianza. El proyecto de préstamo compensatorio de la deuda - 150 millardos- será adoptado por la Asamblea". El ya expresivo catastrofismo del titular se une al pragmatismo del subtitular: "Los posibles impuestos de 1956", en que el vespertino calcula detalladamente el costo que pudiera representar para los contribuyentes la ineficacia de la política argelina del gobierno.

Hay, efectivamente, un discurso en esta portada, es un discurso de presentación de los hechos: los discursos de Nasser, por una parte, y de los argelinos, por la otra. Ambos son provocaciones a "occidente" y en ambos casos se produce una incapacidad de reacción institucional por parte del provocado, esta incapacidad, por su parte, repercute en la inestabilidad política, económica e incluso fiscal en una Francia que apenas había alcanzado su producción de la pre-guerra.

En la página 2, "Le Monde" ofrece una variada información sobre los hechos que considera relacionados con el Canal de Suéz, aunque en el superior izquierdo pone aún fin a la información sobre las reacciones a la nacionalización de aquel. Se trata de la discusión que esta produjo en la "Asamblea Nacional", que salvo el hecho de no figurar en portada no se diferencia mucho de la expuesta en la Cámara inglesa. Hay, sin embargo, otro hecho diferenciador; si en el caso inglés se hace mención a las opiniones emitidas por diputados del partido del gobierno, no ocurre así con los diputados franceses.

El resto de los artículos que componen la página relajan la tensión dramática creada. Así, el medio enumera, a continuación, las nacionalizaciones que se han producido tras la II Guerra Mundial ("el petróleo de México", "los bancos y ferrocarriles de Argentina", "el estaño de Bolivia" y "los petróleos de Irán", entre otros. Explica que el hecho está contemplado en el derecho internacional y que la conflictividad que éste genera se reduce al cumplimiento de la indemnización pertinente hacia el expropiado.

En el superior derecho de la página, se explica "Cómo Francia construyó el canal y cómo Inglaterra se instaló en el mismo". El título evoca ya la introducción de la dialéctica franco-inglesa; el desarrollo introduce todos los elementos del imaginario de la misma: Napoleón I concibió el proyecto de realización del Canal de Suéz durante su famosa Campaña de Egipto. Esta, de dudosa estrategia militar, tomó la dimensión simbólica de representar un desafío al poder inglés y una legitimación del poder de Napoleón, quien abandonó sus ejércitos en el Cairo, para dirigirse a París y dar el golpe militar que instala primero el Consulado y después el imperio.

Además, el proyecto de canal concebido por el general Bonaparte es ejecutado por Fernando de Lesseps e inaugurado por el sucesor político de Napoleón I, el emperador Napoleón III. Pese a ello, los ingleses lograron hacerse con el 50% de las acciones de la Compañía Internacional del Canal de Suéz, indica el artículo, para pasar, después, a explicar cómo Gran Bretaña se instaló en tierras egipcias, primero como potencia protectora y después como gendarme internacional de una de las zonas más estratégicas del mundo para la circulación del petróleo.

 

 

Los ingleses y el Canal de Suéz constituyen las tres cuartas partes de la página 2; en este espacio, el vespertino muestra por una parte la continuación de la exposición de hechos presentados en una óptica progresista, si los egipcios tienen derecho a nacionalizar el Canal de Suéz, son puestos en tela de juicio los derechos expresados por los ingleses en sus diferentes etapas de ocupación del territorio. Pero, por otra parte, el peso ejercido por el proceso imaginario que he señalado, domina en la información contenida en la página 2. Así la presencia de la Campaña de Egipto en el imaginario de los franceses es tal que, en 1997 el Gobierno de la "izquierda plural" de Jospin decidió conmemorar el centenario de la misma y propuso al gobierno egipcio una celebración común. El último hizo comprender al proponente que esta conmemoración no le parecía oportuna, porque implicaría una celebración de la debilidad de su país frente al general francés. Sin embargo, el Eliseo consiguió conmemorar este centenario, bajo la evocación de la cimentación de las actuales relaciones franco-egipcias y se incluyeron en los actos las exposiciones de arte egipcio que se realizaron en París, Londres, Nueva York, Roma etc. Como broche de oro, el egipcio Butrus Galli Galli, ex-presidente de la ONU, fue nombrado presidente de la Francofonía. Ese gesto significa, también la inclusión en aquella del Egipto francófono- ¿herencia de la campaña de Napoleón ?

Finalmente, la página utiliza amplios recursos para expresar las relaciones de amor-odio francobritánicas; el antibritanismo expresado tantas veces por Napoleón, de Gaulle y Mitterrand, entre otros muchos franceses. Así, por ejemplo, en el reinado de François Mitterrand, la ministra de agricultura Edith Cresson, puso en duda, en una entrevista publicada abundantemente por medios informativos internacionales, cuando ésta ocupaba la jefatura de gobierno , la virilidad de los ingleses. En la conmemoración del bicentenario de la Revolución Francesa, Margareth Thatcher indicó a Mitterrand que no comprendía por qué los franceses se obstinaban en conmemorar una conquista que habían obtenido con un siglo de retraso con respecto a los ciudadanos del Reino Unido. La dirección del hotel reservado regularmente por los veteranos ingleses para alojarse durante la conmemoración del Desembarco de Normandía, olvidó, causalmente, en 1989, la reserva que había mantenido el resto de los aniversarios.

 

Las páginas 3 y 4 están ocupadas, en gran parte, con un artículo titulado: "Munich no está en el Nilo" después por un pequeño artículo enmarcado, titulado: "Para los electores del Frente Republicano" y la mitad inferior de la página 4 está ocupada por una gran publicidad.

El artículo que toma la mayor parte de este espacio es, exactamente el eterno retorno del miedo. Si bien, lo he señalado ya, la comparación entre Nasser e Hitler es constante en el número, en este caso, la comparación se establece con respecto al Pacto de Munich, el preámbulo de la II Guerra Mundial, eterno retorno de la culpabilidad de los gobiernos de Francia y de Inglaterra por haber aceptado un pacto que representaba un reto de Hitler en vez de declarar a éste una guerra inevitable, cuando el enemigo era menos poderoso y la ineludible confrontación con el mismo hubiera, por tanto, sido mucho menos dolorosa.

No es difícil establecer una continuidad secuencial entre los contenidos de la portada y los de las páginas 3 y 4 y neutralizar los efectos de las informaciones contenidas en la página 2. La potencia creada por el ogro Nasser, se incrementa por la vivencia de la ineficacia institucional y la inestabilidad política y económica del régimen. La mundialización del conflicto agrava aún más la situación, sobre todo cuando esta evoca la mayor catástrofe que se había producido en la historia contemporánea.

Veamos las dos noticias que concluyen el discurso del número en el inferior de las páginas 3 y 4; que representan un regreso a la exposición de la situación:

 

He aquí un gobierno cuyo jefe es el secretario general del Partido Socialista

y que tiene un ministro de Economía, también socialista y que

trata militarmente una situación comprometida en Argelia y que a su vez,

ha heredado esta situación de un gobierno pseudo-conservador,

que acepta la idea de deflación de la inversión pública y que reacciona

de una forma más que verbal a un acto de expoliación de los derechos

de Francia, aunque estos, de forma fortuita, evidentemente, coincidan y

hasta incluso compartan los intereses de países privilegiados.

Finalmente, el inferior de la página 4 destinado a la publicidad, anuncia: "En página 6 Pietro Nenni: Primer balance de la polémica. France Observateur. 7º año nº 325 2 de agosto de 1956. Todos los jueves: 5º francos- 60 fr AF Marruecos: 65 francos. Munich no está sobre el Nilo. Por Gilles Martinet. Tareas de vacaciones para la SFIO por Claude Bordet."

Las múltiples lecturas dramáticas y rituales del contenido de estas cuatro páginas nos resultan familiares, las hemos encontrado en 1995 y las encuentro, cada vez que se produce un impacto importante, en mi seguimiento de la cotidianidad de "Le Monde": la ogredad, el caos y el cosmos V Republicano. La ogredad de de Gaulle - el golpe de Estado, el antiparlamentarismo visceral- queda legitimada por la estabilidad política e institucional aportada por el general - la V República es ya actualmente el régimen más estable de la Francia post-revolucionaria, tras la III República. El cosmos V Republicano surge de la eficacia de esa estabilidad frente al caos, hace del general, el artesano del orden republicano, el bonapartismo del mismo aparece desde el primer acto fundador del régimen, el golpe de Estado. Precisamente, ha sido señalado también, ese golpe de Estado es explícitamente rechazado por el vespertino. Así si la casi totalidad de la prensa francesa del 14 de mayo de 1958 afirma la implicación del general en la insurrección militar que se había producido en Argel, "Le Monde", fechado el 15, pretende que aquel se ha mantenido completamente al margen de la actividad política y que se dedica a reflexionar en su refugio de Colombay des Eglises.

El gaullismo de "Le Monde", es el cosmos republicano, es el orden V Republicano. La República es el cosmos y fuera de ella, solamente hay caos. La ogredad de las instituciones que hemos podido apreciar en el número analizado y el caos que amenaza aquella, enfatiza la intensidad dramática y ritual, hasta el punto que ésta se impone a la consideración de la legalidad internacional vigente, de la reciente entonces Proclamación Universal de Los Derechos Humanos, de las incompatibilidades de ambos con el apasionado rechazo al discurso de Nasser, que muestra el número en sus informaciones y comentarios sobre el hecho y en las manipulaciones dramáticas y rituales que establece.

De hecho, la magia de "Le Monde", esa capacidad de informar mucho, para llevar al lector a una lectura única, la V Republicana, se realiza, lo he indicado, actualmente, casi con el mismo ritual que entonces. Incluso, si bien ha cambiado el formato del periódico, éste conserva el logotipo y varios aspectos formales de la época de su fundación y cita el nombre de su fundador y primer director. Podemos, así, suponer que la pragmática y poderosa empresa "Le Monde" hubiera optado por preservar las estrategias impactantes de sus orígenes.

Carlos Ortiz de Zárate, Universidad de La Palmas de Gran Canaria